Manuel Anguita Ibáñez
El capitán, furioso dio la orden de
sumergirse en el agua de nuevo y enganchar las cuerdas al barco. Jake, atento,
transmitió la orden a los tripulantes. Al agua bajaron tres
tripulantes que ya habían bajado alguna
que otra vez al agua. Los tres, con miedo de algún peligro, no tardaron en atar las
cuerdas en los sitios más importantes del barco. Al volver, solo subieron dos, aún faltaba
Michael, el pirata más joven del barco. Los dos volvieron al barco, y el capitán les preguntó
que donde se encontraba Michael, y los dos respondieron a la misma vez “desapareció...”,
el capitán triste, dio la orden de buscarlo por toda la zona de
inmediato, pero no se
encontró nada... Uno de los tripulantes dejó las cuerdas en el suelo sin nadie que las vigilara.
Al día siguiente, Jake
se levantó y se fue directo al comedor a desayunar. Morgan, un tripulante, salió a darse un
paseo por la proa del barco. Jake tomándose sus magdalenas con un zumo de naranja recién
exprimido, oyó el grito de alguien proveniente de la proa. Enseguida se dirigió hacia allí,
se trataba de Morgan que había visto el cuerpo de Michael flotando
en el mar. Jake, rápidamente
avisó al capitán para que se dirigiera hacia allí. Al cabo de unos minutos el cuerpo fue
rescatado, pero por desgracia estaba muerto... Los tripulantes,
tristes, llevaron ofrendas a Michael y
objetos que le pertenecían. Al cabo de unas horas, el capitán ordenó sacar de una vez el
barco del mar. Así que le preguntó a uno de los compañeros del fallecido que donde habían
dejado las cuerdas atadas. Un tripulante contestó que no lo sabía
y otro contestó que las
había colocado en el suelo al lado de unos barriles de comida. Los piratas registraron todo el
barco, pero no había rastro. Un pirata avisó al capitán de que
algo estaba flotando en el agua, y
al parecer estaban cortadas. Todos se preguntaron que quién había podido ser, pero no
hubo respuestas... Más tarde pusieron rumbo a la isla de Alejandría. Cuando pisaron
tierra firme no tardaron más de tres segundos en oír dos disparos al otro lado de la isla. El
capitán mandó refugiarse en el barco y cargar los cañones por si
pudiera suceder algo. Por la
derecha se asomó una bandera, el capitán ordenó que se subiese alguien a lo alto del mástil.
Al asomarse, Strungard, se trata del tripulante que se subió al mástil, cogió el catalejo y
observó la bandera alemana hundiéndose en el agua. Strungard no tardó en decir que habían
caído los alemanes. Todos alegres lo celebraron con una gran fiesta.
Pero Strungard vio algo más,
se asomaba la bandera de Barba Negra. Todos aterrados escaparon rápidamente de ese
lugar.
Era sábado por la
mañana y los tripulantes abandonaron la zona. Al estar mar adentro todos se tomaron un suspiro
muy grande, pues pensaban que hoy era el último día de sus vidas. Al mediodía todos se
reunieron en el comedor para comer. De un portazo entró el capitán muy enfadado, alguien
había arrancado el ancla del barco, el capitán preguntó a todos los del barco, pero nadie
había sido... Jake pensó que era muy raro lo que estaba sucediendo en el barco esos últimos
días; el desaparecimiento del cuerpo de Michael aunque luego apareció, el corte en las
cuerdas, y ahora el ancla. Jake, confuso intentó averiguar algo pero no lo consiguió. Algunos
pensaban que se trataba de la maldición de Barba Negra, pero otros pensaron que era una bobada.
Un hombre viejo se levantó y contó la historia de la maldición.
He aquí la siguiente:
“Érase una vez un señor
llamado Bakal, procedente de la India que surcó los siete mares en solo un año, este señor, a
lo largo del tiempo fue adquiriendo experiencia y a la vez maldad. Un día de camino a las islas
del sur, se encontraron con los alemanes, y se desencadenó una gran lucha, los alemanes
cargaban los cañones mientras que los hindúes colocaban las tablas en su lugar, mientras
ocurría semejante guerra, Bakal escapó a las islas, y no se le volvió a ver, hasta entonces
Bakal fue aprendiendo cosas que otros piratas no conocían, había aprendido la supervivencia
durante 10 años, técnicas de lucha, entrenamiento, e incluso había desarrollado la brujería.
Unos 20 años después, Bakal fue arrasando cada barco con su tripulación, hasta que un día
llegó al último mar que le quedaba, allí recibió el nombre de Barba Negra, por su lucha
contra el bien, se le conocía como el hijo del demonio, el rey de la oscuridad... Desde entonces
nadie se ha enfrentado a Barba Negra, sólo han podido ser los
únicos los ingleses.”
Todos, aterrados, se lo
tomaron muy enserio. Por la noche Jake, se fue a su hamaca, ya que mañana tendría un día
muy duro.